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Viajero frecuente V. Los Tocayos

Jorge Lowenstein

No se sabe exactamente cuando había nacido pero sí el lugar; era en una pequeña isla del océano pacifico llamada Abingdon, mejor conocida como la Pinta, probablemente en homenaje a una de las carabelas de Colón.

Tampoco recordaba quién fue el primero que lo llamó Jorge, mejor dicho el solitario George como le decían desde hace exactamente 40 años.

Su piel, especialmente la del cuello extremadamente arrugada, reflejaba en cada pliegue las huellas del tiempo y escondía una historia; había escuchado hablar de 2 grandes guerras, de epidemias y de extraordinarios descubrimientos, pero nada había cambiado tanto su vida  como aquello que presenció siendo aún muy joven.

En los últimos años frecuentó hombres y mujeres de todas las razas, que fueron a visitarlo; pero él hubiera querido conocer a Charles, aquél joven científico Inglés que se encontró con sus antepasados, unos 80 años antes de que él naciera; hubiera querido preguntarle al sabio porque los hombres eran tan dañinos y crueles.

Recurrentemente volvían a su memoria imágenes de su infancia, de cuando jugaba a las escondidas con sus hermanos y camaradas; cuando desde la orilla de aquel mar turquesa, veía revolotear a las fragatas, a las gaviotas de cola bifurcada  y  a los piqueros de patas azules que se arrojaban desde las alturas en perfectos clavados para emerger con alguna presa en su pico.

Que maravillosa época cuando compartían la isla con iguanas marinas, focas peleteras y otras aves y mamíferos que hoy ya ni recordaba a que familias pertenecían.

Su respiración se entrecortaba de emoción cuando el cielo se enrojecía, rugía el gran volcán  y llovían piedras de todos los tamaños.

Olvidó muchas cosas, posiblemente más de las que recordaba, pero lo que nunca pudo borrar de su memoria, aunque habían pasado más de 70 años, fue aquel día que los piratas se llevaron a todos los suyos; el se salvó, tal vez porque  era muy pequeño o porque no lo habían reconocido, escondido detrás de un montículo de lava petrificada.

Era terrible ver con la ferocidad que trataban a sus congéneres; es verdad que no los mataban, pero los arrastraban por la fuerza hasta los grandes barcos, los levantaban con redes y luego desaparecían por siempre; ancestrales relatos daban cuenta que muchos miembros de su familia tuvieron un fin similar.

Los pocos que se salvaron, tenían ahora que compartir la isla con nuevos habitantes; las cabras, que apenas le dejaban restos de las tiernas hierbas que tanto abundaban por esas tierras y las ratas, que se comían los futuros descendientes.                                                                                                                                    Ya casi no le quedaban fuerzas cuando otros hombres lo recogieron y llevaron a la isla de Santa Cruz a un laboratorio que se llamaba igual que aquel hombre  que las había visitado en 1835; hubiera querido conocerlo para que le explicara porque había tanta crueldad en este mundo.

Buscaron a sus hermanos en la misma isla pero nadie sobrevivió; trataron de consolarlo  con 2 hembras mucho más jóvenes que nunca lo excitaron demasiado ya que extrañaba a las Abingdonii, cuyas curvas eran únicas, exactamente moldeadas para que él las montara

En los últimos años su caminar era aún mas lento, igual que su ritmo cardíaco que a duras penas alcanzaban los 20 latidos por minuto; pasaba las horas bajo la sombra del mismo árbol y solo interrumpía esta rutina 2 veces por día, para desplazarse lánguidamente hacia el aguadero.

Nada lo inmutaba, los murmullos de la gente y los flashes de las cámaras le molestaban tanto como esas 2 jóvenes que solían provocarlo pero no lograban quitarle la tristeza que lo consumía lentamente.

Decían que era tímido, retraído, demasiado pacífico, tal vez miedoso, pero nadie jamás imaginó que sólo era desolación.

Tuve la oportunidad de volver al Ecuador para  participar  del décimo aniversario de la fundación de la Escuela de Medicina de su Universidad Internacional (UIDE); el Curso  “Trascendiendo Fronteras en Cardiología, Enfermedad Cardiovascular y Cerebrovascular”, tendría lugar en Quito del 5 al 9 del Mayo del 2012  con la intervención, entre otros invitados, de la Dra Carol Greider mundialmente famosa por su descubrimiento de la enzima telomerasa, por la que recibió el premio Nóbel de Medicina en el año 2009. Llamativamente el convite también incluía una promoción para realizar un tour de 4 días a las islas Galápagos.

Imposible describir la excitación que me producía el hecho de participar de tan importante  Simposio; tal vez poder conversar en algún momento con un premio Nóbel  y de cumplir el postergado sueño de visitar las islas encantadas con su santuario animal.

El evento científico fue totalmente exitoso con la asombrosa experiencia de compartir todas las actividades científicas y sociales con el Sr. decano, con el coordinador académico, los profesores y los estudiantes de la Universidad.Volví a recorrer el centro histórico más grande y mejor conservado de América, tocar el punto donde el mundo se divide, saludar a viejos amigos y estar muy cerca de dos celebridades mundiales.

La Dra Carol Widney Greider, bioquimica, nacida en EEUU en 1961, modesta como todos los grandes, nos explicó la importancia de la telomerasa en el proceso de envejecimiento; Los telómeros son estructuras que protegen los extremos de los cromosomas, con cada división de la célula se acortan y reducen hasta que ya no pueden desempeñar su función, con lo que la célula deja de dividirse y envejece o muere (determinando el limite proliferativo de la célula lo que se conoce como senescencia celular); la telomerasa frena este efecto, reconstruye los telómeros y corrige el reloj biológico de la célula.

Cuando sólo tenía 24 años publicó  en la revista Cell la descripción de esta enzima, denominada transferasa terminal del telómero y  que inmediatamente pasó a ser conocida como telomerasa. Todos estos descubrimientos tuvieron una enorme relevancia en nuestra visión del proceso de senescencia a nivel molecular, así como en la biología del cáncer.

Pudimos  compartir algún trago con ella (ver foto1), preguntarle por futuros proyectos y porqué algunos seres vivientes solo perduran días y otros viven hasta los 150 años;

Difícil pensar en un factor único, como el que los telómeros de las células de las especies mas longevas son mas largos?, posiblemente influyan también el metabolismo, el estilo de vida, la felicidad y el sufrimiento, el estrés, la dieta y el ejercicio. El misterio de la supervivencia es complejo y todavía no nos fue develado en su totalidad

                      Foto 1. Con la Dra Carol Greider premio Nobel de Medicina 2009.

Ahora iba en busca del otro famoso; luego de volar desde Quito, vía Guayaquil a la Isla de Baltra pude visitar 4 de las 13 islas más grandes que con sus 5 millones de años parecen conservarse igual; nueve de ellas están solo habitadas por pinzones, tortugas, cangrejos, pelícanos, piqueros de patas azules o rojas, iguanas negras y amarillas, pájaros ostreros, cormoranes que no vuelan, millares de lobos marinos tomado sol entre las piedras o sobre sus cálidas arenas, y hasta  algunos pingüinos que sólo llegan a medir 35cm; todos en una actitud de paz y armonía.( fotos  2-7)

Foto 2. Pájaro ostrero           Foto 3 Piquero con cria     Foto 4 Iguana amarilla

Foto5. Pareja de Pingüinos    Foto 6. Iguanas y cangrejos Foto 7. Lobos peleteros

El tiempo se ha detenido sobre la lava  negra cubriendo superficies quilométricas con caprichosas formas que dan una escenografía única casi prehistórica, si uno observa el aspecto de las miles de iguanas que fueron contemporáneas a los dinosaurios (Fotos 8 y9)

Foto 8 y 9. Iguanas negras de Galápagos con su larga cresta  dorsal

Tuvimos oportunidad de nadar entre tiburones y  rayas, cardúmenes de todos colores y ver algunas tortugas marinas. Largas caminatas nos hicieron expertos, capaces de reconocer el cantar del cucuve y del  pinzón cuando solo unos pocos días antes no diferenciábamos un reptil de un crustáceo.

Espectaculares paisajes quedaron inmortalizados en imágenes fotográficas (Fotos 10-13)

Foto 10. El león dormido    Foto 11. El Monje rezando     Foto 12. Isla Bartolomé

Foto13.Vista panorámica desde el faro de la Isla de Bartolomé; el pináculo como su icono

Ya nos teníamos que volver pero faltaba la despedida; el último día a las 6 de la mañana desembarcamos en la isla Santa cruz para visitar el mundialmente conocido Centro científico Charles Darwin, sin el cual el ecosistema de Galápagos, con su numerosa fauna endémica ya hubiera desaparecido.

Visitamos el centro de reproducción de tortugas en cautiverio y luego de recorrer sus corrales pude estar frente a frente con la otra mega celebridad a quien había venido a visitar, o tal vez sin saberlo a decirle adiós (Fotos 14-16)

Fotos14-16. El solitario George identificado en 1971,cien kg.de peso con un caparazón de 1.5 mts de largo, último sobreviviente de la especie Cheloinoidis Abigdonii

El encuentro fue breve, nos separaban diez escasos metros cuando sacó su cabeza del caparazón y nos calculamos la edad: 60, 80, tal vez 100 años, imposible saber que pensaba el solitario George  pero me vino a la memoria la última frase del Aleph, aquel famoso cuento de otro Jorge, “ nuestra mente es porosa para el olvido yo mismo estoy falseando y perdiendo bajo la trágica erosión de los años…
Apenas, unas semanas mas tarde, mas precisamente en la mañana del domingo 14 de Junio del 2012 su cuidador Don Fausto Llerena lo encontró muerto y  con él se cerró el árbol  genealógico de su familia, con él se extinguió otra especie de nuestro planeta y parte de la historia.

La autopsia no pudo encontrar la causa de su fallecimiento …

Vuelta a Ezeiza

¿Algo para declarar ?

La maleta llena de recuerdos, anécdotas y vivencias muy especiales.

Viajero frecuente IV ¿Algo para declarar?.

Jorge Lowenstein

» El viaje no termina jamás. Sólo los viajeros terminan. Y también ellos pueden subsistir en memoria, en recuerdo, en narración…El objetivo de un viaje es sólo el inicio de otro viaje.»

José Saramago

14 Abril del año 2010, destino Israel; ya pasaron varias horas de vuelo y con mi esposa  continuamos recordando  aquel otro maravilloso viaje que habíamos hecho a Tierra Santa con nuestros hijos, diecinueve años antes.

La  moneda  fuerte de aquel entonces, nos permitió darnos el  lujo de pasar 1 mes del año 1991 en Medio Oriente y fue así que pudimos recorrer Israel a todo su largo, desde Eilat hasta Metula (469 Km); Moshe nuestro chofer y guía personal  de habla hispana además de adoctrinarnos nos instruyó sobre los secretos de la flora, fauna, historia y arqueología de la región.

Estuvimos también en Egipto y recorrimos 50 siglos de historia en otra semana de aventuras, cruzando por tierra el canal de Suez y el desierto de Sinai, donde como evidencia de la guerra de los 6 días todavía emergían entre la arena los restos de  tanques destruidos o abandonados.

Renacieron en nuestra memoria, los lugares que habíamos visitado aquella vez;  recordamos  con emoción las caminatas por la vieja Jerusalén, una de las ciudades mas antiguas del mundo y cuna de las religiones monoteístas cuando todavía se nos consentía ingresar a la mezquita dorada y tocar la sagrada roca del centro de la cúpula desde donde, según los Musulmanes Mahoma ascendió a los cielos, mientras que  las tradiciones Judías la consideran el lugar en donde Abraham estuvo a punto de sacrificar a su hijo Isaac.

Imposible olvidar la luminosidad de los12 vitrales de Marc Chagall, que recuerdan las  tribus de Israel, en la Sinagoga del Hospital de Hadassa, el magnífico centro médico del oeste de Jerusalén fundado en el año 1918.

También tuvimos la oportunidad de visitar otras ciudades históricas como Nazareth, Cesarea, Jericó, Beath Shean y la cabalística Saphet; nos impactó la moderna arquitectura  de Haifa y Tel Aviv; intentamos consensuar con algún esfuerzo  en cuantos mares nos habíamos sumergido, para finalmente concluir que fueron el Mediterráneo, el Rojo, el de Galilea, que en realidad es el lago Kineret  y por supuesto en el Mar Muerto. También, pero sin mojarnos, pudimos apreciar las conmovedoras  ceremonias de bautismo que realizaban  peregrinos cristianos, de todo el mundo, en el místico río Jordán.

Nos marcaron las historias de Masada, con su gesta épica, la bíblica Megido, reino de   Salomón y las cuevas de Qumran, famosas por el hallazgo de los rollos del mar muerto.

Nos alojamos varias veces en  hoteles de 5 estrellas con desayunos que fueron verdaderas fiestas gastronómicas para finalizar pernoctando en un Kibutz que sólo ofrecía modestas infusiones y cítricos.

Cada lugar visitado durante aquel memorable viaje familiar podría dar motivo a extensos  relatos pero en esta oportunidad sólo he referirme a la vivencia más actual.

El motivo de éste viaje fue totalmente diferente; gracias a las gestiones del Dr Sergio Kobal , médico Argentino radicado  en Israel desde el año 1989 y hoy reconocido cardiólogo y ecocardiografista, fui invitado por la facultad de ciencias de la salud Ben Gurion del Neguev a trabajar 1 semana en el Hospital Soroka de Beer Sheva y de paso participar activamente del curso de nuevas técnicas organizado por el Israelí Working Group of Echocardiography.

Israel ahora parecía otra, con 7.800.000 habitantes (¾ de judíos y ¼  población árabe) exhibe un crecimiento notable y constante en su infraestructura; ostenta en la actualidad el más alto nivel de calidad de vida del Medio Oriente y uno de  los primeros lugares en el mundo y aunque parece increíble está considerada  dentro de los 5 países más seguros.

Según me refirieron Israel tiene el  mayor número de graduados universitarios y de publicaciones científicas per capita en el mundo.

La experiencia fue increíble; la invitación incluía la estadía en el mejor hotel de la zona, pero por reiterado pedido de la familia Kobal aceptamos permanecer en su casa donde compartimos momentos únicos con una familia alegre y feliz adaptada a las costumbres Israelíes. En el seno de su hogar se hablaba indistintamente el Español y el Hebreo moderno, lengua muy emparentada con el idioma bíblico que volvió a renacer con la creación del estado de Israel.

Su casa en el  barrio de Lehavim otrora región desértica del Neguev, donde conviven, sin mayores inconvenientes  Árabes y Judíos, está hoy rodeada de jardines y flores gracias al invento de la  irrigación por goteo de aguas no potables y regeneradas, con un estricto horario, que habilita  humedecer el suelo sólo 2 veces por semana (foto 1,2). Tener una pileta de natación se vive con culpa, tal es el cuidado y aprecio que se tiene por el agua.

 
Foto 1 y 2 : Palmeras y rosas  adornan  el barrio de Lehavim

Conmueve ver como cada vez más desierto se ha convertido en tierra productiva; los árboles se agrupan en frondosos bosques; sin embargo, los nativos de la región no ahorran críticas  contra Moisés que los ubicó en uno de los pocos parajes de la región sin agua ni petróleo.

Beer Sheva  una de las ciudades más antiguas del pueblo judío, está a pocos Km. de su casa; varias veces mencionada en la Torá, se la recuerda  como escenario de parte de la vida de Abraham.

Actualmente, es una ciudad muy  moderna  que continúa en crecimiento; tiene la mayor población dentro del desierto del Néguev y es una de las urbes mas habitadas de Israel. En su composición demográfica, cuenta con una  gran inmigración de Rusos, Etíopes y  principalmente de Argentinos  por lo que en  Beer Sheva se puede conseguir fácilmente el dulce de leche, la yerba mate y muy buenos cortes de carne

Tuve el placer de participar  de los tradicionales asados que suele hacer el Dr Sergio Kobal con un grupo de amigos entrerrianos; pudimos escuchar hasta altas horas  los cuentos y anécdotas más entretenidas que recuerdo.

Por poco volamos esa noche por la descuidada cercanía entre la parrilla y los tubos de gas natural; probablemente  no todos las explosiones sean  actos terroristas ( foto 3 , 4 )

Fotos 3 ,4 . Clásico asado en casa de los Kobal; obsérvese la cercanía del fuego con los tubos de gas

Foto 5, 6 :  Frente e interior del Pozo de Abraham  en  Bersheva

El Hospital de Soroka, sin ser de los más importantes de Israel, es realmente envidiable; con 1100 camas  es el centro médico de referencia del sur del País y se parece a uno de los grandes centros de EEUU en su estructura y funcionamiento. (foto 7,8)

Foto 7,8 Vistas del Hospital Soroka dependiente de la Universidad de Ben Gurion

Trabajar en su laboratorio de ecocardiografia con la última tecnología fue un privilegio, pero la experiencia  más interesante fue poder explicarle a su más destacado técnico, apellidado Nazer, la metodología  de cómo determinamos la reserva coronaria en nuestro centro de Buenos Aires.

Pacientes Rusos, enfermeras Israelíes, técnicos Árabes, médicos Argentinos hablando de salud y enfermedad como el  idioma sin fronteras; verdaderamente alucinante.

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Viajero frecuente III ¿Algo para declarar? (última parte)

Jorge Lowenstein

Donde fueres haz lo que vieres

Proverbio anónimo 

Tercera Visita

La última oportunidad de visitar el país del sol naciente fue como profesor visitante a la Universidad de Kagoshima; gracias a la invitación de mi nuevo amigo el profesor Chuba Tei tuve oportunidad de poder mostrar nuestra vasta experiencia en ecoestrés y reserva coronaria ante una muy distinguida concurrencia que conocía más de las hazañas del  Diego( Maradona) que de Rene (Favaloro).

En su Hospital el servicio de cardiología dispone de múltiples cabinas de sauna donde se realiza con éxito el tratamiento de la insuficiencia cardiaca refractaria ya que la ley japonesa es sumamente restrictiva respecto al transplante y por motivos religiosos y culturales no aceptan el concepto de muerte cerebral (4-5)

La ciudad de Kagoshima fue puerta de entrada de la civilización occidental al final del período Edo; hoy es reconocida por su sus baños termales y la imponente vista del Monte Sakurajima  que se podía apreciar desde la habitación del hotel con solo abrir la ventana  (foto 29); sus permanentes fumarolas y algún tronar nos recordaba lo peligrosamente cerca que estábamos de su cráter, menos de cuatro km. y constituye un raro ejemplo entre la coexistencia  entre un área metropolitana y un volcán

Foto 29.Vista de Kagoshima y el volcán Sakurajima  desde la habitación del hotel

Al día siguiente cruzamos, en un viaje de menos de 15 minutos en trasbordador, a conocer el  volcán, hoy  símbolo de esta ciudad; originalmente estaba en una isla pero luego de la erupción de 1914, un canal de lava lo unió al “continente” y todavía no abandonó su actividad desde su última gran explosión en  1960.

Se cuentan alrededor de 200 pequeñas erupciones al año, que provocan que mas de la mitad de la superficie de la prefectura  esté cubierta por cenizas; siete mil personas viven en sus laderas, y cada tanto, son alertadas para que abandonen sus casas; es llamativo observar como los niños van a la escuela protegidos por casco y los adultos llevan siempre un  paraguas para resguardarse de la  fina lluvia de ceniza negra que periódicamente invade el espacio.

En la “isla” hay varias plataformas  panorámicas con vistas impresionantes del cráter y un museo temático realmente instructivo porque se recrean los efectos de una erupción volcánica, con relatos de su historia.

El gran placer de los japoneses es disfrutar de sus fuentes termales; en Kagoshima y sus alrededores el agua caliente cargada de saludables minerales surge fácilmente de su prodigiosa tierra. Fuimos invitados a pasar un fin de semana a un paraíso denominado Hakasuikan; hotel spa que incluía masajes orientales y “rejuvenecedores  enterramientos”  hasta el cuello con arena volcánica caliente, tratamiento que se viene realizando desde hace más de 300 años (foto 30).

Foto 30.

Tratamiento rejuvencedor con enterramiento hasta el cuello con  arena volcánica caliente

 Para cumplir con el viejo “ritual” nos sumergimos en piletas y cascadas al aire libre y bajo techo, a diferentes temperaturas, todas extremas y aunque los hombres y mujeres permanecían en sectores separados no era fácil acostumbrarse a ver a los japoneses todos desnudos, afeitándose o conversando en rueda de amigos.

Nos alojamos en el sector genuinamente local denominado Ryokan con pisos de tatami, futones, mesita central baja y sillas sin patas y con cojines; todas las habitaciones  decoradas en forma diferente pero con la simplicidad y belleza de la arquitectura japonesa que es un verdadero lujo, pero para los sentidos.

Ya antes de la llegada la esposa del Dr Tei nos advirtió que era costumbre vestirse con kimono y sandalias de madera para deambular en el hotel y sus alrededores. En nuestra  habitación ya estaba preparada la vestimenta, por lo que muy excitados  luego de saborear el té de bienvenida, rápidamente nos cambiamos  y decidimos caminar por las instalaciones del hotel hasta la hora de la cena, que estaba programada para un par de horas más tarde.

Asombro y vergüenza la nuestra cuando advertimos que los únicos que vestían ropa oriental éramos nosotros ya que todos los huéspedes japoneses recién salidos de sus oficinas en espera del check-in o en la barra de tragos, lucían  traje y corbata

La cena fue realmente espectacular (foto 31) y la caminata posterior a orillas del mar con la luna emergiendo del océano todavía perdura en nuestras retinas.

Foto 31               

El profesor  Chuwa Tei y Jorge Lowenstein con sus dos Geishas

Regresar de  Japón siempre es una experiencia traumática, más de 24 hs en avión, varios aeropuertos, un prolongado  jet lag y el reencuentro con mi Buenos Aires querido.

Otra vez Ezeiza.

Algo para declarar…?

SI,  centenares  de  fotografias  y un sin fin de  remembranzas.

Arigatou gozaimasu,    SAYONARA (muchas gracias y adiós)

      4)Recent pioneering cardiology developments inJapan.  Eur Heart J. 2011; 2(14):1690

5) Waon therapy improves the prognosis of patients with chronic heart failure. J Cardiol

     2009;53(2):214-8.

Viajero frecuente III Algo para declarar? (continuación)

Jorge Lowenstein

Donde fueres, haz lo que vieres.                    

Proverbio anónimo.

Segunda visita

Mi segunda vez en Japón fue gestada cuando en  Seattle, en  Junio 2001, el profesor Kiyoshi Yohida se acercó, durante el Congreso de American Society of Echocardiography, a mirar nuestros “abstracts” sobre la determinación de reserva coronaria con eco Doppler. Su grupo fue pionero mundial sobre el tema y seguramente le llamó la atención nuestra experiencia de más de 1000 pacientes estudiados en forma consecutiva

Como presidente del 14 vo Meeting  de la Sociedad Japonesa de Ecocardiografia me preguntó muy amablemente si aceptaba su invitación para viajar a Kobe en el 2002 para participar de su próximo Congreso; aunque no recordaba ningún compromiso quise darme cierta importancia y le respondí que tenia que consultar mi frondosa agenda por lo que recién al día siguiente le iba a poder contestar. Puedo recordar que esa noche por la excitación y la duda prácticamente no pude dormir, pensé que tal vez lo había agraviado con la respuesta  y que posiblemente no volvería a verlo; cuando  regresó al  día siguiente, para conocer mi decisión, mi otro yo quiso abrazarlo muy  fuerte pero sólo atiné a una  respetuosa  reverencia. 

La cosmopolita ciudad de Kobe, reconstruida y modernizada luego del terremoto del año 1995 es  hoy una de las diez ciudades mas grandes de Japón; hospedarse en la torre del hotel Portopia en el piso 31 que permite apreciar toda la belleza de esta ciudad marítima fue un lujo que tengo que agradecerle eternamente a los anfitriones ( Foto 9). Nuestro hotel, como la mayoría de los existentes, estaba provisto de un fascinante inodoro computarizado con un asiento calefaccionado  a la temperatura deseada, con un panel de diversos botones que hacían emerger el agua y el secado por aire en diferentes direcciones según sexo, anatomía y ocultas preferencias ( hoy tecnología auto superada  con  puerto USB para disfrutar de música  con balanza incorporada y hasta la posibilidad de analizar la orina)

Foto 9 con la vista del puerto de Kobe desde el piso 31 del hotel  Portopia

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Viajero frecuente III ¿Algo para declarar?

Jorge Lowenstein

郷(ごう)に入(い)っては郷(ごう)に従(したが)え

Donde fueres, haz lo que vieres

Proverbio anónimo.

El ultrasonido del EcoDoppler y aviones a velocidad subsónica me llevaron tres veces al Japón merced a generosas invitaciones.

La primera fue a Takamatsu en la isla de Shikoku (mapa1) en Noviembre 1998 para el 10mo Congreso de la  International Cardiac Doppler Society, la segunda a Kobe en la gran isla de  Honshu ( mapa2) en Abril 2002, en ocasión del 14 vo Meeting  de la Sociedad Japonesa de Ecocardiografia  y la tercera en Septiembre 2004 a la Universidad de Kagoshima en la isla Kyuchu( mapa 3 )para dictar un par de conferencias; por lo tanto de las 4 principales islas que cubren el 97 % de la superficie  del país y que albergan en total a 187.000.000  habitantes,  todavía me falta conocer la norteña isla de Hokkaido y cerca de  6848 islas menores.

Japón es increíble, mezcla de modernidad y tradiciones milenarias; en cada viaje las experiencias fueron distintas pero siempre sobresalió la mejor hospitalidad del mundo, el respeto al maestro (sensei) y a las personas de edad avanzada (me sentí muy a gusto). Virtudes como la honorabilidad, la modestia, la honestidad y el apego al trabajo son de práctica corriente, la propina se considera un insulto y el no cumplimiento de las reglas una desobediencia grave.

Los recuerdos indelebles son tantos que me va a costar expresarlos en un corto espacio, por lo que he de relatar cada viaje por separado

Primera visita

Durante la estadía en Takamatsu, distrito de Kagawa, los eventos sociales fueron múltiples pero siempre con un comienzo puntual  a las 19 hs. y finalización antes de las 22hs; recuerdo que la primera noche fuimos  invitados a un restaurante reconocido como el más tradicional de la región a  donde llegamos 5 minutos tarde; por suerte, alguien que había viajado por la Argentina comentó que en Buenos Aires no era de buena educación llegar puntual por lo cual nos perdonaron, pero a partir de esa noche tratamos siempre de cumplir con las usos y costumbres del país anfitrión.

El ambiente armonizado por músicos ejecutando antiquísimos instrumentos y el dulce y tibio licor de arroz conocido como Sake, la bebida de los dioses, nos acompañaron toda la velada. La comida fue servida por  delicadas y respetuosas geishas que con sus pequeñísimos pasos, parecían correr para ofrecernos los frutos del mar (Sashimi,  Sushi  y la más exótica variedad de mariscos).

Probamos algunas exquisiteces pero a medida que pasaban las horas, continuaron  llegando más cacerolitas de porcelana con pescado crudo y advertidos de que era mejor aceptar lo que se ofrecía  y no comerlo, en lugar de rechazarlo,  solo atinamos a espiar su contenido con  la vaga esperanza de encontrar un  pedacito de carne o al menos una papita; como evidente demostración de que rápidamente  nos adaptamos a las tradiciones arraigadas, nuestra mesa  se cubrió de decenas  de cazuelitas con  peces casi vivos,  pero jamás dijimos “gracias es suficiente”.

La confraternidad con los vecinos creció con rapidez; enfrente estaba sentado el profesor Chuwa Tei, quien no dejaba de agradecerme la gentileza de utilizar su famoso índice para estimar la función ventricular sisto-diastólica; de paso nos contó que lo llamó TEI, no por su apellido, sino como acrónimo de Time Ejection Index (elegante solución para que no lo corrieran de la Clínica Mayo, de donde era  fellow). Sin embargo él esta convencido  que  su contribución mas importante a la cardiología no fue éste índice sino la utilización del sauna para el tratamiento de la insuficiencia cardiaca crónica avanzada. (4,5)

En esta cena participaron entre otros Kunio Miyatake, Hiroshide Matsuo, Yasuharu Nimura, Kiyoshi Yohida, Akira Kitabatake, Shoichi Senda, pioneros  del Eco Doppler en el Japón y en el mundo; y desde otros rincones del planeta acompañaban los Dres  Natesa. Pandian, Roberto Lang, Alan Pearlman, David Sahn, Collete Veyrat, Julius  Garlin, Robert Kerbel, Jos  Roedlandt, Robert  Levine, Merill Spencer y Anthony de Maria; con Enrique Tuero y Andrés Orlandini únicos argentinos presentes  vivíamos  un sueño muy especial.

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Viajero Frecuente II, ¿algo para declarar?

«Lo mejor de los viajes es lo de antes y lo de después»

Maurice Maeterlinck ( premio Nobel literatura 1911)

Jorge Lowenstein

La vivencia de un viaje comienza mucho antes de partir, cuando leemos información o escuchamos relatos sobre el destino elegido o simplemente recordamos experiencias previas. El durante es único e  irrepetible y el después, tamizado por el tiempo, aún parece mucho mejor; sin embargo, el viaje se vuelve verdaderamente memorable y mágico cuando se relata o se vuelca la experiencia al papel.

En una época, solía filmar los diferentes itinerarios con una cámara  super 8 y pasé  largas jornadas editando las mejores escenas; son miles de metros de celuloide que guardo y que nunca volví a ver, por lo cuál, hace años que sólo registro  fotografías y ahora por primera vez, con la posibilidad del blog de la Revista Argentina de Cardiología intento transformar los recuerdos en palabras.

Aunque no soy muy afecto de volver a los mismos lugares («nunca vuelvas donde fuisteis feliz» dice un viejo proverbio, probablemente enunciado por un nostálgico poeta) tuve la oportunidad de repetir el destino Siberia (Tyumen) en el año 2006 durante el XV World Congress of the Internacional Cardiac Doppler Society (ICDS).

En general los viajes prolongados en avión aburren e inquietan y éste no fue la excepción; después de 13 horas a Madrid y 5 más a Moscú, continuar luego hacia Tyumen se hizo interminable; en éste último tramo se presentó  una situación insólita; tuve la  oportunidad de viajar en la primera  fila  con comodidades especiales, como que había, sobre una repisa de madera delante de mi asiento, un televisor de 20 pulgadas, que con cada movimiento del avión, como no se podía plegar ni guardar, seguía las oscilaciones del avión producto de  inesperadas turbulencias, mientras que entre susto y sorpresa intentaba degustar el arenque acompañado de un vaso de vodka, ofrecido como desayuno light.

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Viajero frecuente, ¿algo para declarar?

 

Jorge Lowenstein, MTSAC , FASE

Como todos los grandes viajeros, he visto más cosas de las que recuerdo, y recuerdo más cosas de las que he visto-.
Benjamín Disraeli

      La primera vez que me subí a un avión tenía 36 años; fue en el año 1980 cuando compré el primer ecocardiógrafo y partí desde Ezeiza a descubrir el ultrasonido y el Mundo.
     Cada itinerario es una aventura y pese a sufrir los aviones, sus comidas desaboridas, los aeropuertos, las aduanas, las descompensaciones circadianas, los extravíos de valijas , las cenizas y otros imponderables siempre volví más completo, con nuevos amigos, recuerdos de escenarios de desgarradora belleza, maravillosas historias y lejanas culturas y un poco mas conocedor de éste globo, llamado tierra.
      Sin un orden preestablecido por fechas, sino más bien por evocación de imágenes en mi frágil memoria empezaré relatando uno de los 2 viajes que realicé a Siberia, destino Tyumen como Faculty al Congreso Internacional de Ecocardiografía en Mayo 2005. Tyumen está en el distrito federal de los Urales a 2100 km al éste de Moscú y es la moderna capital de una región rica en petróleo y gas que se extiende desde la frontera de Kazajstán hasta el Océano Ártico, su temperatura es de 20 grados en la primavera de Mayo, sin embargo en Diciembre suele alcanzar los 40 bajo cero; en relación a nosotros pude percibir mas similitudes que diferencias, en los hábitos de su gente; amabilidad extrema, afectos a la música y a los deportes, a los brindis interminables y tienen también el privilegio de exhibir las mujeres más bellas del mundo.
      Apenas 1 hora después de nuestro arribo, en una sorpresiva conferencia de prensa nos encontramos con la presencia de alrededor de 10 cámaras de TV y numerosos periodistas con preguntas especialmente dirigidas al cardiólogo Argentino por ser el más desconocido y distante. Las interrogaciones como cuál es su impresión de la Cardiología de Siberia? Como compara su práctica con la nuestra y otras similares pasaron del ruso del periodista al Ingles de mi interprete al Español de mi cerebro, con una respuesta que trataba de ser inteligente y seguía el camino inverso, con alguna broma que no causaba la mas mínima sonrisa. Me salvó el recitar las conclusiones del estudio InterHeart y algunos datos sobre la seguridad y riesgo de las diferentes técnicas de imágenes.
 Luego de que finalizaran exitosamente las Jornadas científicas, cuando los ilustres se volvieron a sus respectivos centros, me quedé 2 días más para disfrutar el pos congreso que generalmente suma un importante plus a los viajes.
      A la mañana siguiente me asignaron, como gentileza, un chofer, una intérprete,  una guía y un fotógrafo para visitar la ciudad de Tobolsk y su Kremlin.
 
Kremlin de Tobolsk
Kremlin de Tobolsk